martes, 5 de febrero de 2008

SEMBLANZA DE JESÚS MARÍA VALLE JARAMILLO PUBLICADA EN EL MUNDO

Texto publicado en el periódico El Mundo de Medellín, el domingo 1º de marzo de 1998.

AMIGO DE LOS NECESITADOS

El presidente del Comité Permanente de los Derechos Humanos le tenía fobia a las armas y era enemigo de los malos tratos. Su vida la entregó a una causa: servirle a los demás.

Sus padres, dada la condición de campesinos pobres, se tuvieron que trasladar de Ituango a Medellín en busca de una mejor vida para sus 11 hijos.
La meta era que las 8 mujeres y los 3 hermanos estudiaran para que más tarde pudieran tener acceso a lo que el campo les había negado: oportunidades de trabjao, un techo y una alimentación digna.
Por eso don Jesús Valle no lo pensó dos veces y procedió a vender el único patrimonio que tenía, una pequeña finca situada en la zona rural de Ituango.
“A mi padre, que ya murió, le compraron la finca en aquella época por 14.000 pesos, y aquí en Medellín la plata se nos fue en un momentico y nos quedamos aguantando hambre. El viejo entonces volvió a Ituango para trabajar allá en labores agrícolas”, dijo ayer (sábado 28 de febrero de 1998) Octavio Valle Jaramillo, hermano mayor de Jesús María Valle Jaramillo, el abogado penalista y defensor de los derechos humanos, que el viernes (27 de febrero de 1998) fuera asesinado en su oficina del edificio Colón.
Con la tristeza reflejada en el rostro, Octavio se refirió a los padecimientos afrontados, al tiempo que relató algunos pasajes de la vida de Jesús María.
“Casi todos nos fuimos viniendo, graniaditos, hacia Medellín, unos a estudiar y otros a trabajar. A Jesús María y yo nos tocó vender en Ituango, estando chiquitos, periódicos. Yo me vine luego a estudiar a Medellín, pero debido a la pobreza tan extrema en que vivíamos, me tocó abandonar tercero de bachillerato y empezar a trabajar para ayudarle a Jesús María. Recuerdo que mi hermano, después de los estudios de secundaria, estuvo un año sin hacer nada.
Mi papá se lo llevó entonces a tirar pico y azadón a Pascuitá, donde teníamos la finca. Allí Jesús María se dio cuenta de lo duro que era eso y se vino entonces para Medellín, donde se dedicó de lleno al estudio”.

ABOGACÍA
Jesús María Valle Jaramillo, según su hermano Octavio, cursó bachillerato en el Liceo Antioqueño. Luego comenzó la carrera de derecho en la Universidad de Antioquia.
“Como hermano mayor, a mí me tocó comprarle muchos de los libros que él necesitó en su formación profesional y de pronto hasta pagarle la matrícula. Yo trabajaba en el Banco Comercial Antioqueño y tenía un sueldo muy malito, pero entonces le ayudaba hasta donde podía”, dijo el hermano del defensor de los derechos humanos asesinado.
El día que Jesús María se graduó como profesional sus progenitores Blanca y Jesús, estallaron de alegría.
“Ellos se pusieron muy contentos, pero no pudieron hacerle la fiestecita. Jesús María, sin embargo, no se preocupó por eso. “Bréguenme a ayudar a comprar un escritorio y una máquina de escribir”, nos dijo. Entonces mi papá, que en esos momentos estaba trabajando aquí en Medellín, y yo, comenzamos a recoger unos centavitos y le ayudamos a montar la oficina, justo donde lo mataron”.

DESPRENDIDO
Cuenta Octavio que cuando a Jesús María empezaron a caerle negocios relacionados con su profesión y a ganar cierto dinero, él comenzó a ayudarle a todo el mundo: a la familia, a los amigos, y hasta a los estudiantes pobres.
“Él no podía ver una urgencia en una familia porque ahí mismo llegaba a ayudar”. Tampoco le gustaba el maltrato ni cargaba armas. A muchos jóvenes que se venían de los pueblos a estudiar a Medellín, pero que por la pobreza de sus padres no podían pagar un arriendo, él se los llevaba para la casa, los alojaba allí y les daba comida. Inclusive de la platica que le dejaban algunas de sus defensas, porque muchas veces ni cobraba honorarios, les daba a esos estudiantes algunos pesos para que compraran libros o atendieran otras necesidades.
Él toda la vida fue así: desprendido, preocupado siempre por los problemas de la gente, amante de la vida, buen hermano, buen hijo, buen abogado, muy inquieto y afanado defensor de los derechos humanos”.
Octavio Valle Jaramillo, un líder sindical del sector bancario que estuvo detenido por una huelga y despedido dos veces de su trabajo, recordaba también ayer (sábado 28 de febrero de 1998) los concejos que le daba Jesús María para llegar a ser un líder: “Usted debe dar ejemplo de trabajo para que pueda mandar”, le decía el abogado penalista.
Octavio, quien también estudió costos y auditoría en el Instituto Politécnico Jaime Isaza Cadavid de Medellín, pero que igualmente fue echado de allí por haber dirigido otra huelga, dice que la muerte de Jesús María lo ha golpeado tan fuerte como la de sus padres.

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