No termina de caer el polvo que levantó el atentado cobarde del 14 de agosto en nuestro suelo y en nuestros espíritus todavía se siente el estallido con la ausencia de nuestros muertos y la lenta recuperación de los heridos.
Las calles de Ituango se cierran más temprano que de costumbre, habitadas por el dolor y el miedo después de la explosión que nos arrebató de la vida a varios de nuestros paisanos, un acto vil que todos repudiamos.
Hay tristeza en los rostros y en las palabras. Muchos comentarios, un sentimiento de frustración que cruza el cielo.
Tenemos derecho a nuestro dolor y lo expresamos en cada frase. Así les decimos a quienes les arrancó la vida el atentado, que seguirán con nosotros y que sus vidas incipientes o colmadas de experiencia serán luz que nos guiará ante los retos que el mañana ofrece.
HOY MÁS QUE NUNCA
Por eso, hoy más que nunca miramos hacia adelante después de detenernos un momento y llorar a nuestros muertos. Hoy más que nunca, cuando celebramos la ituanguinidad y recordamos la gesta de los fundadores el 23 de agosto de 1847, no podemos mantener agachada la cabeza. Hay que mirar de frente, caminar con más fuerza y ganas, para no dejarnos derrotar y demostrar el espíritu indomable del ituanguino: hombres y mujeres amables, generosos, solidarios, que luchan por el futuro de los suyos sin renunciar a las acciones que construyen el bienestar de los que aman.
¡Cuánto dolor hemos sufrido! Tantos años en los que lamentamos la muerte de muchos de nuestros paisanos, víctimas de la intolerancia y la inconsecuencia.
Pero aquí seguimos, firmes con el legado de José Manuel Taparcuá, Gregorio Chancí, Patricio Sucerquia y Francisco Chica.
Aquí seguimos, ¡MONTAÑEROS DE FIEL TRADICIÓN! que escuchan las voces de los ancestros para hacer del presente la proyección de un futuro en el que el orden justo que buscamos les devuelva dignidad a todos los que aquí vivimos o aquí tenemos el mejor de los afectos.
"Ituango pueblo viejo/
doliente relicario/
de místicos recuerdos/
de bíblicos patriarcas..."
Decimos y recordamos con el poeta Efraín González, un sacerdote de estas breñas que con maestría dibujó en sus poesías las montañas ituanguinas.
Y así tantos otros, que desde el espacio que escogieron en la vida, le entregaron esfuerzos a su pueblo, para verlo mejor. Desde el campesino fiel en cada cosecha para traer la riqueza que regalaba la tierra, hasta el dirigente político que comprometió en su lucha los recursos para el desarrollo del terruño.
Tantos nombres que la memoria no alcanza a traerlos todos, pero que hacen nuestra historia colectiva y nos avizoran el futuro que soñamos y queremos construir entre todos.
SENTIMIENTO ITUANGUINO
Es ITUANGO, razón de sueños y nostalgias. Es Ituango, el palpitar de la montaña. Es Ituango, la ilusión febril del niño que sus calles juega e inventa mundos de ilusiones. Es Ituango, el campesino que no se doblega y contra todo sigue en su empeño de regar semillas de esperanza. Es Ituango el joven universitario que busca nuevos horizontes para fortalecer su espíritu y anhela regresar más temprano que tarde a su patria chica para devolverle todo lo que alguna vez recibió una vez cuando apenas descubría el mundo. Es Ituango la mujer que en medio de las dificultades lucha por sus hijos, su familia, en el campo, en el pueblo, arañándole a la fortuna esquiva las opciones que el esquema injusto del presente quiere negarle. Es Ituango nuestra voluntad de acero para buscar que la justicia social campee en este territorio de gentes generosas y buenas.
Hemos sufrido, pero no agachamos la cabeza. En los bosques donde el viento sopla y las tempestades quisieran borrar toda huella de vida, crecen los grandes árboles, recuerda en uno de sus escrítos Séneca. También en las dificultades se aceran los espíritus.
Nosotros no vamos a ser inferiores al reto que tenemos frente a quienes la violencia nos quitó de un tajo. Todos los que sucumbieron a lo largo de nuestra ya larga historia, son faro y guía en el camino.
¡EL MOMENTO ES AHORA!
Ahora más que nunca, paisanos, paisanas:
ENFRENTEMOS EL MOMENTO, LEVANTEMOS LA CABEZA, REIVINDIQUEMOS LA ITUANGUINIDAD COMO UNA FORMA DE SER SOLIDARIA Y SENSIBLE ANTE EL DOLOR HUMANO... Y SIGAMOS ADELANTE PARA QUE LE REGALEMOS A TODA NUESTRA GENTE UN ORDEN JUSTO, MÁS DIGNO... MÁS HUMANO.
¡ES EL RETO! ¡ES EL MEJOR HOMENAJE A NUESTROS MUERTOS, PARA REIVINDICAR LA VIDA Y RENDIRLES PERENNE HOMENAJE!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario