martes, 24 de junio de 2008

YA VIENEN LOS JUEGOS DE LA CALLE: ENCUENTRO CON LA NOSTALGIA


¡TIRAMOS TROMPO!

Una vez comprado, generalmente en la cacharrería de “Cochise” –en Calle Caliente-, mientras llegábamos a casa, el trompo era acariciado con nuestras manitos y luego pasado por nuestras caritas para medir de cierto modo su forma, textura y ese olor a nuevo tan particular. La primera tarea que debíamos hacer era pulir o alisar bien la punta hasta sentir el roce suave a nuestro tacto y que cuando el trompo girara en nuestras manos no dejara ningún rastro ni dolor. Para tal fin, utilizábamos las orillas de las aceras, aunque para mis hermanos y muchos de sus amigos algunas piedras halladas en la calle tenían la consistencia apropiada “para esmerilar puntas de trompos”. La estrategia siguiente y la preferida para la mayoría de expertos, era lijar con arena o tierra, todo el brillo que de pintura existiera para que cuando la pita se enrollara en el trompo, no resbalase a causa del esmalte. Ni qué decir de la calidad que debía tener la pita, para un buen tirado de su elegante juguete. Algunos los preferían liviano, otros decían que debía ser compacto y muy pesado. En fin, de una o de otra forma era la habilidad de quien tiraba la que daba el toque final a los trompos de los contrincantes o la elegancia en el juego para que habiéndose tirado al piso luego resultara bailando serenamente en la mano de su dueño.

De las estrategias del juego es poco lo que recuerdo, que las describan quienes hicieron alarde y alharaca con tanto trompo, porque para eso “era un juego de niños y no de niñas” y “cómo era de feo que una mujercita se revolviera con tanto muchacho”, “no ve que se vuelven como “marimachas”. No obstante recuerdo muy bien que a hurtadillas Gloria Barrera y Alodia Macías siempre alcanzamos a tirar de vez en cuando un trompo o al menos a permitir que los niños diestros en ese arte despedazaran los nuestros y con ira unas veces o con lágrimas otras, tener qué aceptar lo guapos que podían ser los “hombres” y lo inexpertas que éramos las “mujeres” en tales habilidades.

Es mejor que los “cuchachos” de ahora se pongan a recordar y a escribir sobre todo esto, o a preparar las “galladas” de amigos para que en las fiestas de la Ituanguinidad y del retorno vayamos a jugar y/o a conformar la academia en donde entrenarán a sus hijos, sobrinos, nietos, etc, en las lides de ¡tirar trompos pues!

P.D.:
Invito a que alguno escriba y publique por este medio en qué consistía el juego de LAS CANICAS, con bolas de cristal, chumbimbas o con corozos, porque Gloria, Bertha Lucía y Emperatriz Barrera y yo tampoco nos dimos por vencidas en eso y de vez en cuando nos resolvimos a hacer “barris”, “ochas”, “cuarta”, “jeme”, “nada” y “de nada nada”; a trazar recorridos y a seleccionar los terrenos en donde haríamos las “canchas de juego” al ladito de nuestras aceras o al frente de nuestras casas.

Alodia
-Alegría de Vivir-24-06-08

Escríbanos a: coloniadeituango@gmail.com, coloniadeituango@hotmail.com

No hay comentarios: