jueves, 8 de enero de 2009

A PROPÓSITO DE LA RESILIENCIA

Con ocasión de la Caravana del Retorno por la Vida, la Paz y la Esperanza, cumplida a finales del año pasado, tomamos la decisión de darles a cada uno de los buses en que viajaron más de 700 personas, nombres alusivos a valores. Fue así como cada bus apareció marcado con el nombre de "Fe", "Esperanza", "Gratitud", entre otros, a los que se sumó "Resiliencia".

Recibimos un correo electrónico de nuestra paisana Isabel Cristina Zuleta, quien señalaba en la parte pertinente:


"La resiliencia no es un valor, es una categoría analítica que reúne una serie de comportamientos.

Los valores por lo general son un comportamiento colectiva cuya manera mas efectiva de aprendizaje es por el ejemplo, no por la norma o restricción".

Nos quedaron dudas y nos fuimos a la web "La palabra del día", en www.elcastellano.org/palabra y allí nos encontramos esta definición:

"Resiliencia

Esta palabra no se encuentra en los diccionarios castellanos, aunque es muy usada en la Física y en las ciencias sociales. El vocablo nos llegó desde el inglés resilience para expresar la capacidad de un material de recuperar su forma original después de haber sido sometido a altas presiones; en esa acepción, equivale a la cantidad energía que es un material es capaz de almacenar cuando la presión lo obliga a reducir su volumen, y se expresa en julios por metro cúbico.

El psiquiatra infantil Michael Rutter (1970) y el neurólogo, psiquiatra y etólogo francés contemporáneo Boris Cyrulnik, inspirados en el concepto físico, introdujeron el término a la Psicología para denominar la capacidad de las personas de superar tragedias o acontecimientos fuertemente traumáticos.

Cyrulnik, cuyos padres judíos fueron asesinados por los nazis, estudió la capacidad de recuperación de los sobrevivientes de los campos de concentración y de niños criados en orfanatos. Resiliencia es una de esas palabras de origen latín que, curiosamente, nos han llegado a través del inglés, en este caso, del vocablo resilience, que a su vez se derivó del latín resilio, -ire, (saltar hacia atrás, volver de un salto) compuesta a su vez por el prefijo re- y el verbo salire (saltar)".

Entonces analizamos si no era importante para nuestro propósito exaltar la capacidad de un pueblo de sobreponerse a una situación dramática como la que vivimos los ituanguinos. Fue cuando decidimos dejarla para señalar a los viajeros de uno de los buses.

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