PESCADERO, DE NUEVO EN PRIMERA PLANA

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La reciente subasta de energía que lidera el Ministerio de Minas y Energía a través de la Comisión del ramo, tuvo de nuevo en primer plano a la hidroeléctrica Pescadero-Ituango. Reproducimos un artículo al respecto, publicado en la web de la revista Portafolio:


“Hágase la luz

De manera callada, como a veces ocurre cuando las cosas salen bien, terminó la semana pasada la primera etapa del proceso de subastas de energía que le deberá garantizar a Colombia el suministro de electricidad para los próximos años. Aunque el país tiene una buena mezcla de sistemas de generación, el importante crecimiento de los últimos tiempos hace necesario mirar a la década que viene. Ese ejercicio de comprometer la entrada en operación de nuevas plantas es clave en un sector en donde los kilovatios no aparecen de la noche a la mañana.

Bajo ese criterio, tanto la Comisión de Regulación de Energía y Gas como el Ministerio de Minas empezaron a estudiar desde hace un tiempo los diferentes escenarios, con el objetivo de convocar a los interesados a ofrecer distintos proyectos. De este modo fue definida una senda de expansión que puede ajustarse hacia arriba con relativa facilidad, si la buena dinámica del sector productivo continúa. Dicho lo anterior, no hay motivo de alarma. Con una capacidad instalada cercana a los 13.400 megavatios, distribuidos entre plantas hidroeléctricas (66 por ciento) y térmicas (34 por ciento), existe todavía un margen cómodo frente a la demanda actual. Incluso la pronta puesta en marcha de las ampliaciones de Porce y Termoflores con 760 megavatios más, cubre necesidades adicionales, por lo cual se puede contemplar un escenario más largo.

Así las cosas, los entes encargados del tema tuvieron tiempo para ambientar la introducción de un procedimiento ensayado en países como Brasil, sin necesidad de comprometer recursos del presupuesto nacional. Este consiste en realizar una puja para ver quién cobra menos por tener una capacidad disponible, en la eventualidad de que el sistema interconectado la requiera. En el caso colombiano, el mecanismo recibe el nombre de cargo por confiabilidad, un pago que hacen mensualmente todos los usuarios del servicio de energía y que equivale a unos 20 pesos por factura. Tal suma, vale la pena aclarar, es adicional a lo que pueda recibir un operador determinado por vender la electricidad que produzca, según las condiciones futuras del mercado.

Pero para no entrar en más tecnicismos, basta con contar que el punto de partida de la subasta fue una suma equivalente al doble de la vigente hoy en día, de 13 dólares por kilovatio/hora. Eso permitió la declaración de interés de 99 proyectos, cuyo número se fue reduciendo en la medida en que avanzaba la puja. Al final del proceso fueron escogidas tres iniciativas a un valor de 14 dólares por kilovatio/hora: la Hidroeléctrica de Amoyá en el Tolima desarrollada por Isagén, la térmica a carbón de Gecelca en Córdoba y la térmica de combustibles líquidos de Poliobras en Santa Marta. En total fueron asegurados 429 megavatios que deberán estar listos en el 2013, con una inversión que podría oscilar entre los 350 y los 400 millones de dólares.

No obstante el éxito de esa fase, esta apenas es un abrebocas para la que comienza a finales de junio, cuando deben competir los proyectos de generación que entrarían en operación a mediados de la próxima década. Debido al cronograma más amplio, es claro que serán ofrecidas plantas grandes y que estarán en competencia los pesados del sector. Por ejemplo, se espera que Empresas Públicas de Medellín participe con Pescadero-Ituango en Antioquia, que Emgesa lo haga con Quimbo en el Huila y que Isagén proponga a Sogamoso en Boyacá. En todos los casos, el punto de partida será el valor del concurso que acaba de terminar, lo que hace pensar en un cargo por confiabilidad muy inferior al actual.

Pero mientras llega ese momento, tanto las entidades gubernamentales como la firma XM que administró el proceso tendrán tiempo para hacerle ajustes menores a un sistema que, sin haber concluido, ya probó su efectividad. La misma que certificarán millones de colombianos, cuando en los próximos años enciendan un interruptor, con la confianza plena de que habrá luz para todos los usuarios de un servicio esencial”.

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