En La Plazuela, algunos toques al balón para ver pasar el tiempo.
La lúdica, la satisfacción del juego. Un balón, un buen espacio, todo reunido para el goce del momento.
Entre amigos, el encuentro en La Plazuela antes de comenzar el juego.
Que la tarde venga y genere el espacio para hablar y compartir con los amigos. La Plazuela, el mejor escenario.
Un balón para ensayar acrobacias y movimientos diferentes.
La Plazuela se adormece con la llegada de la tarde, con la brillantez del sol que no logran opacar las nubes.
El espacio de todos, el lugar de encuentro por excelencia en Ituango: La Plazuela.
Los amigos saludan y posan para la cámara. Un breve descanso en medio del juego.
Las bromas, las palabras, todo lo que implica el espacio libre para dejar correr las formas que asume el descanso.
Lugares comunes, cercanos en el afecto y el recuerdo.
La calle San Roque, en la parte baja de La Plazuela y los pasos hacia algún lado en nuestro Ituango.
La carrera Jordán desciende por la empinada cuesta y dibuja un maravilloso paisaje de viviendas apretujadas y las montañas como telón de fondo.
En la parte de arriba de La Plazuela, el Hogar Bebitos y algunas viviendas ya tradicionales.
La carrera Jordán sale de un extremo de La Plazuela hacia arriba, hasta encontrarse con la parroquia de El Carmelo. Aquí, en el cruce con la calle Buenos Aires, la esquina de la heladería Las Colinas.
La calle Buenos Aires, vista desde la esquina del granero de Luis Eduardo.
Los niños le sonríen al futuro.
La calle San Roque vista desde el cruce con la carrera Jordán. Al lado derecho, la tienda de Sigifredo, "Sisi".
La Plazuela se adormece con el sol de la tarde.
Las montañas las viviendas, un todo reunido en un conjunto maravillos.
De nuevo La Plazuela y sus lugares comunes.
Un momento para charlar y compartir.
Lugar de encuentro en este parque que merece más atención para recuperarlo desde el punto de vista de su flora y el sostenimiento de su estructura de cemento.
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